jueves, 30 de julio de 2015

Un Ser de Amor

Por Juan Sebastián inspirado por Cielo Alejandrina

“El que murió, solo se nos adelantó, porque la muerte es un desconocido que todos conoceremos algún día, además nos hemos quedado con lo mejor de esa persona: Con el amor que es su esencia divina.”[1]



Unidos por el Amor[2]


Dedicatoria

"Para Jaime, José Daniel, Juan Sebastián, mi Familia y todos los Seres queridos, de Cielo, un Ser de Amor ahora más presente en cada uno de ustedes…"


La palabra hebrea que manifiesta el amor de Dios por el hombre y el amor del hombre por sus semejantes es “Rechamim”, cuya raíz es “Rechem” que significa Matriz (Fromm, 1953). Esta revelación es la mejor forma de comprender como el desprendimiento de la matriz de mi madre fue a su vez el claro mensaje de que su labor de amor aquí en la tierra había culminado para volver a su esencia en el amor absoluto de la Conciencia Universal.

Hace 25 años cuando a Cielo Alejandrina le diagnosticaron Lupus Eritematoso Sistémico (LES), tal acontecimiento en vez de debilitarla le permitió enaltecer su principal virtud: El Amor Productivo. De acuerdo con Erich Fromm[3], prominente psicoanalista alemán del siglo pasado, el verdadero amor no puede estar separado de la productividad y su esencia se expresa de manera similar tanto en el amor de una madre por sus hijos, en el amor para con otras personas o en el amor erótico de una pareja. Aunque los objetos amorosos varían, sus elementos esenciales son los mismos: El Cuidado, La Responsabilidad, El Respeto y El Conocimiento (Fromm, 1953). Fromm demuestra cómo el amor de la madre es el más claro ejemplo para entender el significado del Amor Productivo:

“El cuerpo de la madre ‘trabaja’ para el niño durante el periodo de la gestación y su amor consiste, después del parto, en su esfuerzo por hacer crecer al niño. El amor materno no depende de condiciones que deba reunir el niño a fin de ser amado; es incondicional, basado únicamente en el cuidado que exigen de la madre las necesidades del niño. ” (Fromm, 1953: 105 – 106)

Consecuentemente, afirma:

“Amar a una persona productivamente implica interesarse en ella y sentirse responsable por su vida; no únicamente por su existencia física, sino por el crecimiento y desarrollo de todos sus poderes humanos.” (Fromm, 1953: 106)

En este sentido, como pareja e hijos nunca podremos dejar de agradecer el privilegio de haber vivido y aprendido el gran amor, generosidad y nobleza de ese gran ser.

Cielo vivió una vida exitosa que influyó positivamente a quienes tuvimos el honor de recibir su amor. En este punto cabe resaltar la mejor definición de “éxito” que he escuchado. Benjamin Zander[4], reconocido director de orquesta británico, dice que el éxito no tiene nada que ver con el poder económico sobre la materia sino con la capacidad de iluminar los ojos de alguien[5] (Zander, Feb. 2008). Sin lugar a dudas, mi madre hizo brillar los ojos de la mayoría de las personas que la rodearon. Su productividad le permitió incluso brindar amor materno a otros familiares. Gracias a sus habilidades sociales construyó amistades significativas y duraderas en los diferentes lugares donde convivió. Igualmente, sus características de líder la llevaron a participar y guiar de manera activa diversas causas sociales en las cuales sirvió con amor[6]. Sus dotes pedagógicas la habilitaron para enseñar y sembrar esperanza en otros. Bueno, y no sobra resaltar como difícilmente se le olvidaba el cumpleaños de un ser querido. Por estas y muchas otras razones estoy seguro que la iluminación irradiada por Cielo fue la misma que la recibió en su despertar a la vida. Mami, ahora como ser de luz libre del prejuicio humano conoces mejor cuales son nuestros poderes, esos que sembraste y florecieron en nuestro carácter… Desde tu nuevo estado seguirás iluminando aún más el camino que vamos haciendo al andar[7].

Cielo tuvo muy buena calidad de vida al estar rodeada de personas igualmente valiosas. Su familia (en general) la respetó, la apreció, la consintió, la cuidó, la amó, y la seguirá amando al exaltar sus virtudes en su propia existencia. De igual forma, Las amistades verdaderas que acompañaron su camino dejaron una huella positiva. La incluyeron, la consultaron, la homenajearon en vida (humana), la quisieron. En cuanto al tratamiento de su enfermedad, a pesar del alarmante modelo biomédico tradicional que ha dominado la práctica de la medicina en donde los pacientes más que personas somos datos (Verghese, Jul. 2011), encontró aquí en la tierra más que médicos verdaderos ángeles empáticos[8] que la escucharon, la asistieron y la cuidaron cara a cara[9]. Para todas aquellas personas que hicieron brillar los ojos de Cielo Alejandrina, bendiciones eternas.

Cielo fue un ser humano lleno de fe y fortaleza espiritual. Su positivismo y devoción fueron incentivos que la mantuvieron en pie. Por medio de la oración se conectó con Dios a fin de agradecer por la vida[10], pedir por el bien del planeta, el de su familia y el de sus seres queridos. En los momentos difíciles experimentados tanto por ella como por su familia y sus amistades, escuchó y fue un pilar de aliento, fortaleza y consuelo. Cuando en lo personal tuve ese particular dialogo con Dios al debatirme entre “el aquí y el allá” en la estancia clínica de los cuidados intensivos, ella estuvo a mi lado transmitiendo todo el tiempo su energía. Justamente esa experiencia de autoconocimiento me permitió reconocer que su poder también era el mío. Así, en estos duros momentos de humanidad en los que debemos aceptar su ausencia física, y en esos instantes difíciles que desde luego llegarán, recordemos su legado y no dudemos por un instante que su espíritu seguirá llenándonos de esperanza.

La sabiduría fue otro de los atributos otorgados a mi madre por la Conciencia Universal. La prudencia, que según el dicho “hace verdaderos sabios”, fue uno de sus principales rasgos de personalidad o carácter. La lectura era para ella una compañía inseparable y el canal facilitador del conocimiento de sí misma[11]. Uno de los más gratos recuerdos de infancia es verla y escucharla sentada a nuestro lado narrándonos cuentos e historias[12]. Se interesó por las temáticas literarias, históricas, humanistas, filosóficas y espirituales principalmente. Disfrutó a García Márquez y su realismo mágico; era una apasionada y estudiosa de la tradición antioqueña; se deleitaba estudiando los enfoques espirituales de diferentes culturas y resaltaba sus llamativas coincidencias[13]. El libro favorito de Cielo Alejandrina fue El Principito[14], el cual por lógica se convirtió en mi primer libro. Ella me lo regaló en el primer año de vida cuando aún estaba más conectado a lo esencial que a lo material. Por ello en el camino inevitable del enceguecimiento que año a año va surgiendo en nuestra naturaleza fragmentada y temerosa, el gran don es poder seguir observando con el corazón[15], el don de la sabiduría que ella compartió.

Según la famosa balada interpretada por una de las artistas favoritas de mi madre, "la costumbre es más fuerte que el amor". Tal afirmación tiene mucho sentido filosófico puesto que la malinterpretación del amor suele confundirse con rutina y posesión[16], rasgos comunes de nuestro instinto. El punto es que no deberíamos entristecernos porque ella no está para darnos aquello a lo que nos tenía acostumbrados. Tampoco deberíamos afirmar que “no hubo nunca una queja de ella”, puesto que ambas son claras muestras del egoísmo o ignorancia que se gesta en el prejuicio. No la recordemos por la actitud que quisimos de ella para cada uno de nosotros, reconozcámosla por lo que ella era en esencia, por sus virtudes. Procuremos que nuestras lágrimas, si las derramamos, sean de profundo agradecimiento y regocijémonos recordando cuando le ofrecimos Amor Productivo, el verdadero amor.

El 30 de junio de 2015, día en el que Cielo trascendió, fuimos testigos de un gran acontecimiento celestial. Su trayecto inició entre la 1:15 y la 1:25 p.m. en una de esas tardes soleadas donde se puede observar en todo su esplendor el pintoresco paisaje que emerge entre el azul del cielo con sus pinceladas blancas y el verde de las montañas que abrazan el Valle de Aburrá. Luego, al caer la tarde empezó a manifestarse el extraordinario fenómeno de la conjunción de los planetas Júpiter y Venus, suceso que no se había dado con tal grado de cercanía desde que Los Reyes Magos, de acuerdo a la tradición cristiana, fueron guiados por tal acontecimiento conocido como “La Estrella de Belén” hacia Jesús recién nacido. Desde la visión astronómica, este espectáculo se presenta gracias a la alineación de los planetas Tierra, Júpiter y Venus en El Sistema Solar (Pearson, 2015). Ahora bien, desde la visión espiritual y mitológica que nos caracteriza como especie, en adición a La Estrella de Belén, dicho fenómeno deja una bella revelación en relación con la partida de mi madre: Esa mañana cuando el estado de salud de Cielo empezó a complicarse, mi hermano escribió a los doctores que durante años trataron su enfermedad para pedir el respectivo concepto. Cuando finalmente se les informó sobre la separación de su cuerpo material, uno de ellos respondió:

“Lo siento mucho, desde mi corazón oraciones y te encomiendo al igual que a ella al Arcángel Zadkiel para que les dé a ambos la luz violeta de la trasmutación; y a ti la fortaleza y esperanza de los que nos quedamos en este caminar en la tierra.”[17]

No sé si fue coincidencia o si el doctor tenía conocimiento del fenómeno, pero El Arcángel Zadkiel, conocido como “Fuego de Dios” o “Justicia Divina” (traducción del hebreo) y portador de la luz violeta de la trasmutación entre otras características, también ha sido identificado como el gobernante de Júpiter (Sedano, 2015). Además, como sabemos, Venus representa a la diosa de la feminidad, el amor y la belleza; y La Tierra, es el ser superior que nuestra humanidad habita . De esta forma, tal acontecimiento celestial toma un nuevo significado para nosotros, sus allegados: La misma Madre naturaleza, El Arcángel Zadkiel y La Gran Mujer acordaron alinearse de nuevo ese día para hacer honores e iluminar el camino de mi madre hacia su esencia. Esa noche y en los días subsecuentes pudo observarse la danza de Cielo en el cielo unida a la alegría de Dios, el Ser de Amor que todos integramos.

Las últimas palabras y gestos que compartimos fueron un mutuo “TE AMO” y una mutua bendición... Sus últimos deseos minutos antes de partir: Amor y Vida productivos.




Plegaria reciente de Cielo a los ángeles:

“Santos ángeles les pido Paz, Armonía, Tolerancia, mucha Salud y Amor para el mundo entero y en especial para mis hijos, mi esposo y para mí. Bendícenos Señor.

Señor, que tus ángeles nos lleven siempre en sus brazos y nos libren de todos los males y piedras del camino y así todos los proyectos sean por tu Gloria y nuestro bien.

Gracias Señor por enviar tus ángeles a mi hogar.”[18]

Su cita preferida:

“Lo esencial es invisible a los ojos”



La enciclopedia con la cual incentivó nuestro amor por la lectura y la creatividad:

Fuente: Google


Sus cenizas nutrieron la tierra para  dar nueva vida

Cielito Lindo

Estrella de Belén

Luz

Amor




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[1] Esta cita encontrada en una de sus variadas agendas es la síntesis del ensayo escrito por Facundo Cabral denominado "No estás deprimido, estás distraído". Escuchar aquí: http://www.amarseaunomismo.com/no-estas-deprimido-estas-distraido/ 

[2] Imagen ubicada en su mesa de noche la cual observaba antes de dormir y al despertarse cada día… la familia unida por el amor. 

[3] Cuando este año le conté sobre mi interés por estudiar los planteamientos de Erich Fromm, ella me obsequió el libro "El Arte de Amar" (recomendado para empezar a entender mejor lo que es el Amor). 

[4] Actual Director de la Orquesta Filarmónica de Boston. 

[5] Ver esta inspiradora charla TED “El Poder Transformador de la Música Clásica”: http://www.ted.com/talks/benjamin_zander_on_music_and_passion?language=es 

[6] La Oración por la Paz de San Francisco de Asís, una de sus favoritas, representa muy bien la labor que Cielo desempeño en la tierra. Invocarla es una buena forma de recordarla. 

[7] “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo camino, caminos sobre el mar… Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar.” Uno de sus poemas favoritos (Antonio Machado). Adaptación e interpretación musical de Joan Manuel Serrat: https://youtu.be/Lj-W6D2LSlo 

[8] La empatía es el don de ubicarse en el lugar del otro para escucharlo y entenderlo mejor.

[9] Ver esta inspiradora charla TED “El Toque de un Doctor”: http://www.ted.com/talks/abraham_verghese_a_doctor_s_touch?language=es 

[10] “Gracias a la Vida” poema que la Conciencia Universal manifestó en Violeta Parra, la poetisa chilena. Interpretación musical de Mercedes Sosa: https://youtu.be/WyOJ-A5iv5I 

[11] El libro "La Alegría de Leer" incentivó su apetito por la lectura en tiempos colegiales. 

[12] Nunca nos faltaron las colecciones de diferentes cuentos y enciclopedias (especialmente La Enciclopedia del Mundo de los Niños Salvat). 

[13] Ella influyó mi pasión por la lectura y la investigación en esos mismos enfoques. 

[14] Siempre fue uno de sus obsequios predilectos. Hace algunos días una de sus primas más allegadas me contó que a Cielo le gustaba que ella se lo leyera en francés, la lengua original en el que se escribió. 

[15] De ahí que su cita preferida, extraída de la conversación sostenida entre El Zorro y El Principito, sea: “Lo esencial es invisible a los ojos”. Sigan obsequiando este libro y mensaje esencial. 

[16] La malinterpretación del amor ha sido abordada por grandes pensadores en toda la historia de la humanidad (Platón, Aristóteles, en adelante… Fromm es un importante referente contemporáneo). 

[17] Doctor Víctor Deioxes Escandón Felizzola (extraído del correo electrónico que respondió a mi hermano). 

[18] Encontramos la plegaria dentro del libro “Lo que nos dicen los Ángeles” de Doreen Virtue (su lectura más reciente). Ver manuscrito de puño y letra de Cielo aquí: http://www.jscinteractivo.com/Cielo/plegaria_angeles.jpg



Referencias Bibliográficas

Fromm, E. (1953). ÉTICA Y PSICOANÁLISIS. (1a ed.). Traducción de Heriberto F. Morck. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.

Pearson, M. (2015). Disfruta el espectáculo astronómico de Venus y Júpiter. CNNEXPANSIÓN: Tecnología, 30 de junio. Recuperado de: http://www.cnnexpansion.com/tecnologia/2015/06/30/disfruta-el-espectaculo-astronomico-de-venus-y-jupiter Visitado: 18 de julio de 2015.

Sedano, M. (2015). Arcángel Zadkiel. Dimensión Angelical. Recuperado de: http://www.dimensionangelical.com/ArcangelZadquiel.htm Visitado: 25 de julio de 2015.

Verghese, A. (Julio, 2011). Abraham Verghese: El Toque de un Doctor [Archivo de Video]. Recuperado de: http://www.ted.com/talks/abraham_verghese_a_doctor_s_touch?language=es Visitado: 11 de julio de 2015.

Zander, B. (Febrero, 2008). Benjamin Zander: Sobre Música y Pasión [Archivo de Video]. Recuperado de: http://www.ted.com/talks/benjamin_zander_on_music_and_passion?language=es Visitado: 11 de julio de 2015.

miércoles, 1 de abril de 2015

Fragmentación, el paradigma dominante

Apartes finales del ensayo:

"DE LA ORGANIZACIÓN MÁQUINA A LA ORGANIZACIÓN VIVIENTE 
Un ciclo evolutivo de la fragmentación a la integración" 

© 2015, Juan Sebastián Cárdenas Salas

[Versión Castellano]



“He aquí mi secreto, es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. –Lo esencial es invisible a los ojos– repitió el principito, a fin de acordarse.”

Conversación entre el principito y el zorro (Antoine de Saint Exupéry)


1. Fragmentación, el paradigma dominante[1]



En la tarde del 10 de diciembre de 1996 la neuroanatomista Jill Bolte Taylor sufrió una fuerte hemorragia en el hemisferio izquierdo de su cerebro que paralizó por completo sus capacidades motrices y racionales: no pudo caminar, hablar, leer, escribir o recordar algún detalle de su vida. Impase del que no se recobró por completo luego de ocho años (Taylor, 2015). Sin embargo, al no tener afección alguna en el hemisferio derecho -productor de sensaciones y emociones-, ella pudo experimentar vívidamente su presencia en el "Todo", no como sujeto del “Yo” sino semejante a un ser integrado en el “Nosotros”. Esta trágica pero a la vez maravillosa experiencia fue descrita por la doctora Jill como haber sentido y vislumbrado el Nirvana aún con vida (Taylor, Feb., 2008). Taylor compartió el aprendizaje de esa experiencia con gran emotividad en una de las más grandiosas charlas TED[2] que se hayan realizado:

“¿Entonces qué somos? Somos el poder viviente del universo con destrezas manuales y dos mentes cognitivas que las rigen. Aquí y ahora, Yo tengo la capacidad de unirme a la consciencia de mi hemisferio derecho [se mueve a la derecha], donde todos somos uno. En este soy el poder que da vida al universo. En este soy el poder generado por los 50 trillones de hermosas e ingeniosas moléculas que configuran mi estructura corporal y todo lo que eso significa. O, puedo elegir cambiar a la razón de mi hemisferio izquierdo [se mueve a la izquierda] donde me convierto en un simple individuo, en un objeto. Separado del fluido, separado de ti. Aquí soy la Doctora Jill Bolte Taylor: intelectual, neuroanatomista. [Se mueve al centro] Este, son los “nosotros” dentro de mí. ¿Cuál escogería usted? ¿Cuál escoge? ¿Y cuándo? Yo creo que entre más tiempo nos dediquemos a recorrer el camino de profunda paz interior que nos brinda el circuito del hemisferio derecho, más paz podremos proyectar en el mundo, y así más pacífico nuestro planeta será.” (Taylor, Feb., 2008) 

David Bohm, uno de los físicos más prominentes del siglo pasado, denomina eso que ocurre en el hemisferio izquierdo -donde pasamos la mayor parte del tiempo-, fragmentación, o “nuestra manera de ver el universo y a nosotros mismos separados los unos de los otros y de la naturaleza” (Bohm, 1991, citado por Senge, et al., 2004: 190). También la describe como:

“una forma de pensamiento que ‘consiste en hacer una falsa división donde hay fuerte conexión’ y en ver separación donde hay integralidad.” (Bohm, 1991, citado por Senge, et al., 2004: 190) 

Para Bohm este ha sido el problema enceguecedor y “el factor escondido de las crisis sociales, políticas, ambientales padecidas por el mundo.” (Bohm, 1991, citado por Senge, et al., 2004: 190) Además es la principal causa de las crisis ideológicas-religiosas desde que la educación ha auspiciado la formación del homo ignarus.

Pensar que la fragmentación es la “madre” de nuestra ignorancia social y en general de nuestras percepciones tiene mucho sentido puesto que su efecto puede visualizarse en la naturaleza física, en las situaciones más cotidianas del diario vivir y en los modelos mentales más influyentes que la educación se ha encargado de incorporar. Al ser encasillados en el útero de alguna forma somos separados de la energía universal para transformarnos en individuos. Luego, al nacer y convertirnos en “nuevos miembros” quedamos a merced de los prejuicios familiares, sociales, religiosos, gubernamentales y académicos del entorno al que arribamos (Savater, 1997). Aquí nos empiezan a indicar que la semana se divide en siete días; qué es bueno y qué es malo; con quién juntarnos y con quién no; empezamos a diferenciar quién es blanco, negro o amarillo y lo que eso significa. De igual forma el pensamiento fragmentado motiva a los comunicadores a idear lemas ambientalistas tan absurdos como “seamos amigos del planeta”, como si fuéramos ajenos a él. Estas entre inmensidad de otras representaciones habituales aportan a la consolidación de nuestra concepción fragmentada del entorno.

Entrando en el complejo tema religioso, Walsch (2014) explica que la fragmentación nos hace contemplar a “Dios” como una entidad externa a nosotros (fragmentación teológica). Efecto que de ahí en adelante impulsa a las diferentes culturas a concebir un dios o dioses ajenos a las otras (fragmentación cosmológica) con ideologías religiosas, actuaciones e intereses igualmente separados (fragmentación psicológica y sociológica) que a lo largo de la historia de las civilizaciones han justificado comportamientos de intolerancia, exclusión, sometimiento, violencia, sufrimiento y muerte, es decir, de inconsciencia o fragmentación patológica (Walsch, 2014, Cárdenas, 2014). Con base en tal reflexión Walsch propone la "Unidad" como el ideal para encontrar sentido en “Dios” (traducción respetando mayúsculas del autor):

“La vida es la expresión de la Unidad en sí misma. Dios es la expresión de la vida en sí misma. Dios y la Vida son Uno. Tú eres una parte de la Vida. Tú no puedes estar fuera de la Vida. Por lo tanto Tú eres parte de Dios. Es un círculo.” (Walsch, 2014, citado por Cárdenas, 2014)

La visión fragmentada también ha propiciado la separación entre ramas de estudio de los diferentes saberes de la ciencia. Fromm (1953) se refirió al alarmante divorcio entre Psicología y Ética exponiendo que en la antigüedad los grandes pensadores de la Ética Humanista fueron psicólogos y filósofos que situaban “la comprensión del la naturaleza del hombre y la comprensión de valores y normas para su vida” (Fromm, 1953:10) como un factor interdependiente. Por esta razón él mismo recalcó que la Psicología, la Filosofía, la Ética, la Sociología y la Economía no pueden de ninguna forma trabajar de manera separada para entender los muchos factores que influyen el comportamiento humano y social. En concordancia, Senge (et al., 2004) anota que la fragmentación es notable en “las rígidas divisiones académicas entre sujetos científicos -química, física, biología, psicología, astronomía, geología, zoología, fisiología, economía, sociología, etc.-” (Senge, et al., 2004:190). Aspecto que, según Senge (et al., 2004), limita y frustra la posibilidad de entender de manera sistémica el mundo que habitamos.

Con respecto a la práctica en el ámbito científico de la medicina que impera en nuestra sociedad occidental, el enfoque fragmentador propició el pensamiento deshumanizador, reduccionista y excluyente de los factores biológicos de una enfermedad en relación con las influencias psicosociales (Engel, 1977). De acuerdo con Borrell-Carrió (et al., 2004), la famosa separación que hemos hecho entre “mente” y “cuerpo”[3] ha sido, en cierta medida, nuestra propia creación (que validamos en la educación). Paradigma que ha potenciado sustancialmente la insensibilidad médica en el trato a los pacientes no como sujetos sino como objetos de estudio (conejillos) que facilitan hacer una medición empírica y fragmentada de lo que significa un estado saludable o enfermizo (Engel, 1977). En correspondencia a tal situación, Adler (2009) subraya:

“La dramática, probablemente imparable y creciente fragmentación de la medicina con el desarrollo de nuevas especialidades que no tienen en cuenta el sufrimiento humano y que incluso pueden negar la necesidad de cualquier tipo de contacto, hacen más que prioritaria y necesaria la implementación del modelo BPS.” (Adler, 2009:610)

En cuanto al aspecto educativo en la gestión empresarial, la fragmentación es la que lleva a economistas a basarse en patrones racionales aislados para explicar cómo funcionan los mercados (Senge, et al., 2004); es la que induce a las directivas de la empresa a ubicar las metas económicas por encima del desarrollo de nuevas capacidades de aprendizaje que permitan niveles sostenibles de mejoramiento, crecimiento y bienestar institucional (de Geus, 2002, Senge, et al., 2004). Aspecto influido especialmente por la presión que implica ser medido por las ventas, por la cantidad, por los resultados monetarios a corto plazo impuestos por la famosa fórmula o mitología ya argumentada (“La mayor rentabilidad, al menor costo, en el menor tiempo posible”) que rige la educación de las camadas de profesionales en los sectores administrativos y financieros.

[…]

[…] Por lo tanto, cuando comprendamos que no hay hemisferio izquierdo y derecho sino una única maravillosa estructura integral la cual permite conectarnos unos con otros en el entorno de la conciencia universal, tendremos mejores posibilidades de evolucionar como especies -homo y organizatio sapiens- hacia la virtud y de este modo lograr un relacionamiento más armónico.          

___________________________
[1] Síntesis del capítulo
[2] Fue la primera charla TED que se convirtió en viral en Internet (Taylor, 2015).
[3] Una de las categorizaciones de nuestra visión fragmentada más abordadas en el campo filosófico, psicológico y científico en general (Revisar por ejemplo en René Descartes y William James).


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“La mayor rentabilidad, al menor costo, en el menor tiempo posible”


Apartes de "La organización máquina " Segunda parte del ensayo:

"DE LA ORGANIZACIÓN MÁQUINA A LA ORGANIZACIÓN VIVIENTE 
Un ciclo evolutivo de la fragmentación a la integración" 

© 2015, Juan Sebastián Cárdenas Salas

[Versión Castellano]

De la Organización Máquina a la Organización Viviente
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1. Educando para la máquina



“La mayor rentabilidad, al menor costo, en el menor tiempo posible”


Peter Senge (2006b), quién se refiere a esta famosa fórmula como la mitología de la empresa, considera que el problema se agudizó esencialmente con el crecimiento de varias escuelas de negocios al igual que grandes firmas consultoras hace ya varias décadas. Ambas establecieron que el propósito vital de la empresa era maximizar el retorno de la inversión de capital monetario para sus propietarios. Según Senge (2006b), dicha perspectiva configura a la empresa “como una máquina de hacer dinero.” Razón por la cual muchas de las teorías que definen a la organización desde ese entonces han tenido como premisa un pensamiento instrumental (ver cuadro 1)[1]. Arie de Geus (2002) expone que a inicios de los años cincuenta mientras se encontraba estudiando administración de negocios  recibió la siguiente definición de organización:

“Las compañías producen bienes y servicios, por los cuales otras personas están preparadas a pagar un precio, al tratar de buscar la combinación óptima de los tres factores de producción: labor, capital y tierra. Estos tres son sustituibles. La labor puede ser reemplazada por capital, por ejemplo. La combinación óptima de los factores de producción es una en la cual la compañía está produciendo los bienes y servicios a un costo mínimo para ser vendidos al máximo precio, para la maximización de las ganancias. ” (de Geus, 2002:19)

[…]

De acuerdo con Fromm (1956) el desarrollo de tal visión capitalista potenció un proceso fragmentado de centralización constante y acumulación de riqueza:

“Las grandes empresas se expanden continuamente mientras que las pequeñas se asfixian. La posesión del capital invertido en tales empresas está cada vez más separada de la función de administrarlas. Cientos de miles de accionistas «poseen» la empresa; una burocracia administrativa bien pagada, pero que no posee la empresa, la maneja. Esa burocracia está menos interesada en obtener beneficios máximos que en la expansión de la empresa, y en su propio poder.” (Fromm, 1956:85)

Partiendo de estas posiciones, Mintzberg (2004) afirma que la educación y la gerencia (Management) están envueltas en un problemático círculo vicioso: “como no cambia la una, la otra tampoco”. Este profesor enfatiza que la administración de negocios es un arte que requiere un alto grado de conciencia y cierto grado de técnica. No obstante, manifiesta que los programas convencionales de MBA están muy enfocados en el análisis técnico del “número” y se dirigen a personas con ninguna o muy poca experiencia en dicho arte (Mintzberg, 2004). Por eso según el académico muchos de estos MBAS quedan con una idea errónea pensando que la práctica de la administración se enfoca en “incrementar sustancialmente los números” de la compañía:

“Eso deja a los graduados con la falsa impresión de que han sido entrenados como dirigentes, aspecto que ha tenido un efecto devastador en la educación y en la práctica de la administración de negocios así como en las organizaciones y sociedades donde este estilo de dirección se aplica.” (Mintzberg, 2004:2) 

Por esta razón, gran parte de las directivas en las empresas, de acuerdo con de Geus (2002), siguen escogiendo el camino del alto e inmediato retorno de la inversión, pensando que es la mejor forma de supervivencia para la compañía. Esta actitud responde a la figura mítica y, según Fromm (1953), construcción irrealista del homo economicus[2]: 

“una persona perfectamente racional quién siempre opera desde su interés personal, con razones claramente definidas para cada una de sus acciones y decisiones.” (de Geus, 2002:82)

En este sentido, de acuerdo con Senge (et. al, 2004), mientras el pensamiento organizacional continúe siendo regido y fragmentado por el hábito impuesto en la era de la máquina industrial donde preceptos como el control, la estandarización, entre más rápido mejor, y el máximo beneficio al menor precio son los protagonistas, seguiremos siendo testigos de la gestación y nacimiento de muchas organizaciones máquina.

[…]


2. La estructura de la organización máquina

[…] 

Operación de la máquina


Hartl (1991) también resaltó en el siglo pasado que muchos gobiernos e instituciones seguían respondiendo al tradicional modelo heredado de la Revolución Industrial hace casi dos siglos. En primera instancia, este patrón impulsó la estructura mecánica de la empresa divida en sub-áreas para facilitar el control con base en una serie de reglas y procedimientos que debían ser cumplidas al pie de la letra bajo una marcada estructura jerárquica de autoridad centralizada en cada uno de los procesos utilizando subalternos que debían limitarse a producir su parte en un horario establecido (Hartl, 1991).

La concepción de este tipo de empresas es similar al ensamblaje de un aparato. Las partes se acoplan para crear una estructura que marcha pero que no se percibe a sí misma como un todo, no es consciente de su patrón de organización, el cual Capra (1997) define como una “configuración de relaciones” entre los componentes que conforman un sistema, ya sea viviente o no, que determinan los rasgos esenciales del dicho sistema. Este físico hace una clara analogía para explicar la diferencia entre el patrón de la organización y la estructura de una organización utilizando como ejemplo una bicicleta:

“Para describir el patrón de organización de una bicicleta, puedo referirme de manera abstracta al relacionamiento de sus partes. No necesito referirme si el marco es hecho de hierro pesado o aluminio liviano, el tipo de caucho del que están hechas las llantas […] En otras palabras, los componentes materiales no hacen parte de la descripción del patrón de la organización. Ellas hacen parte de la descripción de la estructura, que defino como el cuerpo del sistema que soporta materialmente el patrón de organización.” (Capra, 1997:7)


[…]

No son pocas las corporaciones que en la actualidad se siguen ocupando más de la estructura que del patrón, es decir, que poco se conocen a sí mismas y mucho menos el ecosistema que habitan y comparten con otras especies. Cuando este tipo de organizaciones interactúan y se comunican con su entorno usualmente lo hacen de manera incongruente, y además, son las que principalmente utilizan, entre otras cosas, la publicidad como anzuelo.

[…]

____________________________
[1] Solo en las definiciones de 1947 (Mooney) y 1993 (Díaz de Quijano) hay una clara influencia del pensamiento organísmico y de sistemas. 

[2] La forma en que muchos economistas se refieren al comportamiento humano en sus teorías económicas (de Geus, 2002).


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Surgimiento de la concepción biológica de los sistemas sociales


Apartes de "Coyunturas evolutivas de la organización" Primera parte del ensayo:

"DE LA ORGANIZACIÓN MÁQUINA A LA ORGANIZACIÓN VIVIENTE 
Un ciclo evolutivo de la fragmentación a la integración" 

© 2015, Juan Sebastián Cárdenas Salas

[Versión Castellano]

De la organización Máquina a la Organización Viviente
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3. Influencias biológicas en la evolución del pensamiento social



Surgimiento de la concepción biológica de los sistemas sociales


Es claro que las bases de la biología evolutiva sentadas por Darwin en su teoría del origen de las especies escalaron los ámbitos del pensamiento y la evolución social. En las últimas décadas del siglo XIX y a inicios del siglo XX varios pensadores sociales influenciados por la visión Darwinista aún sin haberse desarrollado un marco de estudio contundente sobre el análisis de sistemas sociales desde fenómenos biológicos evidenciaban en sus escritos alegorías de las sociedades en relación con la naturaleza de otras especies vivientes. Aspecto que progresivamente pasó de la metáfora a tomar forma científica a través de diferentes hombres de ciencia.

El mismo Charles Darwin hacía constantes analogías de su teoría de la evolución biológica refiriéndose al tema social más por funcionalidad simbólica que con rigor científico. Lamentablemente, algunas de ellas potenciaron el enfoque fragmentador y fueron utilizadas a posteriori como cimiento ideológico en dirección a justificar explotación y exterminio[1]:

“En las sociedades civilizadas existe un importante obstáculo que impide el aumento de los hombres de una clase superior, sobre el cual ha insistido principalmente M. Greg y M. Galton, á saber, que los pobres y los indolentes, á menudo degradados por el vicio, se casan invariablemente muy pronto; mientras que las personas prudentes y económicas se casan tarde para poder procurarse mejor su subsistencia y la de sus hijos. […] De esto resulta que los individuos perezosos, degradados y á menudo viciosos, tienden á aumentar más rápidamente que los que son más prudentes, y ordinariamente más razonables. He aquí lo que sobre este particular dice M, Greg: ‘El irlandés, sucio, inepto, poco ambicioso, se multiplica como el conejo; el escocés, frugal, previsor, respetuoso consigo mismo y noblemente ambicioso, de una moralidad rígida, espiritualista en su fe, sagaz é inteligente, pasa sus más bellos años luchando con el celibato, se casa tarde y deja pocos descendientes. […] En la eterna lucha por la existencia, la raza inferior y la menos favorecida sería la que hubiera prevalecido y no á causa de sus buenas cualidades, sino de sus defectos.’” (Darwin, 1871: 133)

El antropólogo y sociólogo Herbert Spencer, quién acuñara el término Evolucionismo social, fue la primera persona que tomó como referente la teoría de la evolución para demostrar sus aplicaciones sociales. En su ensayo de 1860 titulado “El Organismo Social” (The Social Organism), Spencer se refiere a la sociedad como un ser viviente que evoluciona de forma similar al organismo biológico:

“De tal forma que este bosquejo general es la evidencia que justifica el comparar las sociedades con los organismos vivos. Las cuales también aumentan gradualmente en masa; poco a poco se vuelven más complejas; crecen de manera correlacionada; y continúan viviendo y creciendo como un todo, mientras que generaciones sucesivas de las [células que las componen] siguen apareciendo y desapareciendo […] son estas las peculiaridades habituales que los cuerpos políticos tienen en común con todos los organismos vivos; y razón por la que ellos al igual que los organismos vivos se diferencian de todo lo demás.” (Spencer, 1992)

Desde ese entonces dicha concepción empezó a tener efecto en el ámbito académico, científico y artístico. Oscar Wilde, quién se refirió a Darwin como un gran hombre de ciencia (Wilde, 1865), expuso en su momento una de sus ideas en contra del capitalismo afirmando que: 

“el socialismo […] al convertir la propiedad privada en riqueza pública, […] devolvería a la sociedad a su estado natural como un organismo íntegramente saludable.” (Wilde, 1865: 293) [2]

Iniciando el siglo XX en el campo de la geografía se pensaron y definieron los estados-nación conforme a seres vivos bajo una notable influencia de las teorías de Darwin (Cairo, 2011). La palabra “Geopolítica” (Geopolitik) fue acuñada en el año 1916 por el geógrafo sueco Rudolf Kjellén en el libro que precisamente denominó: “El Estado como organismo viviente” (Staten som livsform). Asimismo, el geógrafo alemán Friedrich Ratzel -en conjunto con Kjellén precursor de dicho estudio- incorporó la expresión darwiniana “espacio vital” (Lebensraum) al léxico geopolítico y las relaciones internacionales con el fin de enfatizar las muchas similitudes de los estados-nación con los organismos vivientes (Cairo, 2011).

Brooks Adams[3] (1913), al expresar sus convicciones sobre el establecimiento de la sociedad capitalista y la desigualdad social que impulsó la Revolución industrial (especialmente en el ámbito estadounidense), se refirió a la sociedad humana como: 

“un organismo viviente que trabaja mecánicamente como cualquier otro organismo. El cual está compuesto por órganos, circulación de aire, sistema nervioso, y se encuentra envuelto en una especie de piel, entretejida por sus instituciones.” (Adams, 1913:5)

Luego, en la década de 1920, empezó a germinar el pensamiento de sistemas en las esferas de la biología organicista, la psicología gestalt, y la ecología[4] simultáneamente (Capra, 1997). De ahí, soportados en estos tres campos, varios científicos examinaron el surgimiento de sistemas vivientes, o en otras palabras, “colectividades cuyas propiedades no pueden ser limitadas a las partes más pequeñas que las componen.” (Capra, 1997).

Gracias a las investigaciones emprendidas veinte años atrás, la década de los 40 fue crucial en la consolidación de una propuesta de estudio en sistemas. Para esta época ya había un marco teórico coherente que describía de manera clara los patrones de organización de los sistemas vivientes (Capra, 1997). De aquí en adelante aparecieron en escena otras personalidades para integrar la inteligencia colectiva que paso a paso empezó a escalar los fenómenos biológicos, psicológicos y sociales (biopsicosociales) a las dinámicas corporativas.

Entre ellos se encuentra el físico Erwin Schrödinger, uno de los precursores de la teoría quántica, quién con su novedosa exploración acerca de la estructura molecular de los genes cambió el curso del estudio de la biología genética/molecular abriendo un camino importante para comprender mejor la interacción armónica de organismos vivos desde su mínima expresión (Schrödinger, 1944, Capra, 1997). En esta misma línea el biólogo y filósofo Ludwig Von Bertalanfy con la Teoría General de los Sistemas posibilitó el estudio de los organismos como conjuntos abiertos interrelacionados con otros sistemas de orden superior enfatizando en la visión organísmica, integradora y humanista opuesta al planteamiento de la escuela mecanicista (Bertalanfy, 1968, Luhmann, 1992, Maturana y Varela, 1994, Capra, 1997). Además, fue el mismo Bertalanfy quien inspiró la concepción holística del modelo bio-psico-social planteado por el psiquiatra George L. Engel (1977) como el punto perentorio hacia donde debía evolucionar la aún vigente y alarmante posición fragmentada de la medicina tradicional (biomedicina) que considera irrelevantes los efectos del entorno social sobre la enfermedad psicofísica del individuo (Engel, 1977).

Subsecuentemente, sin desconocer los vínculos propiciados por el universo físico en cada entidad individual, los biólogos Humberto Maturana y Francisco Varela (1984, 1994) retomaron el planteamiento de los seres vivos como sistemas abiertos para rebatirlo desde un planteamiento de corte mecanicista enmarcado en el concepto que Maturana definió como autopoiesis[5], o el conjunto de relaciones que se tejen de forma independiente y autónoma partiendo de la estructura molecular de un organismo vivo con el fin de facilitar sus variadas funciones (reproducción, interrelación, desarrollo y supervivencia). No obstante, Maturana (1994) luego se dio cuenta que no podía limitar tal concepto para referirse solamente a la organización de los seres vivos puesto que dicha ordenación “puede ser realizada en muchos dominios diferentes con clases distintas de componentes” (Maturana y Varela, 1994:18). Particularidad que dio origen al concepto de los sistemas autopoiéticos de distinto orden:

“Ciertamente es posible distinguir entre los seres vivos sistemas autopoiéticos de distintos órdenes según el dominio en que ésta se realiza. […] las células son sistemas autopoiéticos de primer orden en tanto ellas existen directamente como sistemas autopoiéticos moleculares, y los organismos somos sistemas autopoiéticos de segundo orden en tanto somos sistemas autopoiéticos como agregados celulares. Sin duda es posible hablar de sistemas autopoiéticos de tercer orden al considerar el caso de una colmena, o de una colonia, o de una familia, o de un sistema social como un agregado de organismos.” (Maturana y Varela, 1994:18)

El sociólogo Niklas Luhmann (1992) partiendo del concepto de la autopoiesis dio total relevancia a las comunicaciones como la piedra angular en el desarrollo de los sistemas sociales (Sistemas Sociales Autopoiéticos) incluso por encima de los vínculos y derivaciones de los componentes físicos que los integran (Pignuoli, 2013):

"...siempre que se establezca una relación comunicativa autopoiética, que limite su comunicación y se diferencie así de un medio ambiente. Por lo tanto, los sistemas sociales no están conformados por hombres ni por acciones, sino por comunicaciones" (Luhmann citado por Scheinsohn, 2011:128).

Representación que Maturana (1994), quién acuñara el término, también rebatió considerando que “las comunicaciones son puramente comunicaciones” e integran un dominio diferente al de los sistemas autopoiéticos cuyo enlace se encuentra ubicado en el aspecto dialéctico y la expresión cultural de dichos sistemas (Maturana y Varela, 1994). A pesar de estas habituales diferencias que se presentan en la discusión científica el enfoque de Luhmann ha proporcionado bases relevantes al entendimiento de los sistemas sociales.

Ya para la década de los 80, Richard Dawkins (Dawkins, 1985, Steele, 1996, Hodgson, 2005) retomando a Herbert Spencer y con una mejor visibilidad en cuanto a la Teoría de sistemas evolucionó el término a Darwinismo Universal. De este modo y similar a Spencer sugirió que los principios de las teorías de Darwin (variación, reproducción y selección natural) no solo aplican para fenómenos naturales sino, en efecto, en variados sistemas abiertos que incluyen la evolución sociocultural del ser humano y su entorno (espacio que facilita la convivencia institucional).

Otro de los pensadores prominentes influenciados por la Teoría de sistemas fue el filósofo y sociólogo Edgar Morín (1998) quién se basó en esta para aportar su visión sobre el pensamiento complejo enfatizando en la “tara semántica” o malinterpretación cartesiana que la “inteligencia ciega” gobernante le ha dado al término “complejidad” como fragmentadora de lo simple: 

“Mientras que el pensamiento simplificador desintegra la complejidad de lo real, el pensamiento complejo integra lo más posible los modos simplificadores de pensar, pero rechaza las consecuencias mutilantes, reduccionistas, unidimensionalizantes y finalmente cegadoras de una simplificación que se toma por reflejo de aquello que hubiere de real en la realidad.” (Morin, 1998: 22)

Asimismo, el profesor Fritjof Capra (1997) desde los años 70 y en la actualidad viene aportado un marco teórico e investigativo notables, tomando como punto de partida la significativa evolución que ha experimentado el pensamiento sistémico entre la tradicional Teoría de Sistemas surgida en los 40´s y las diferentes teorías de los sistemas vivientes que se han venido consolidando durante los últimos casi cuarenta años. Para entender mejor la complejidad de estos nexos el profesor Capra ha trabajado en un lenguaje matemático no lineal cuyo resultado no es una fórmula numérica sino un patrón visual. Así, esta metodología que él mismo denomina “las nuevas matemáticas de la complejidad”, deja en un segundo plano el paradigma racional del “número” y la “cantidad” para proveer de manera cualitativa cierto orden al caos que se presenta en los patrones de relacionamiento que determinan las características esenciales de los sistemas.


Influencia en la visión de la gestión corporativa


[…]


________________________
[1] “Razas superiores e inferiores” o “Razas salvajes o civilizadas” clara muestra de la visión fragmentada a la que se refirió David Bohm. 

[2] “Bajo el socialismo […] No habrá personas viviendo en pestilentes cuevas y harapos, y se podrán educar los niños enfermizos y hambrientos que se encuentran en medio de los imposibles y despreciables alrededores.” (Wilde, 1865: 293). Observación hecha aún sin saber que el socialismo extremista -y corrupto- se convertiría en enfermedad social. 

[3] Predijo que Nueva York se convertiría en el centro de la supremacía económica y del comercio de los Estados Unidos (Adams, 1913). 

[4] Término acuñado por el naturalista y filósofo alemán Hernest Haeckel quién luego de leer la obra de Darwin en 1859 dejó a un lado sus estudios en física. Siempre dudo de la explicación teológica y mística de la creación del universo. Por lo tanto, con base en los argumentos de la teoría de la evolución, emprendió un ataque en contra de los paradigmas del dogma religioso que explicaba la creación del mundo desde la mística (UCMP, 2015). 

[5] Palabra que nació de la necesidad del biólogo por reemplazar la expresión “organización circular” por una palabra más evocadora de lo vivo (Maturana y Varela, 1994): “ Así, un día que yo visitaba un amigo […], mientras él me hablaba del dilema del caballero Quejana (después Quijote de la mancha) en la duda de si seguir el camino de las armas, esto es […] de la praxis, o el camino de las letras, esto es […] de la poiesis, me percaté de que la palabra que necesitaba era autopoiesis” (Maturana y Varela, 1994:17)


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El caso Shell, una coyuntura crítica para repensar la organización


Apartes de "Coyunturas evolutivas de la organización" Primera parte del ensayo:

"DE LA ORGANIZACIÓN MÁQUINA A LA ORGANIZACIÓN VIVIENTE 
Un ciclo evolutivo de la fragmentación a la integración" 

© 2015, Juan Sebastián Cárdenas Salas

[Versión Castellano]

De la Organización Máquina a la Organización Viviente
Jscinteractivo.com




2. Entendimiento de la organización 
como sistema social viviente


El caso Shell, una coyuntura crítica para repensar la organización

Las crisis de la energía afrontadas por el planeta en el transcurso de los años 70 significaron un reto para la industria de explotación de crudo[1]. En este contexto, a inicios de los años 80 muchas de las grandes compañías del sector petrolero vieron la imprescindible necesidad de diversificar su oferta recurriendo a otros espacios con el fin de sobrevivir al impacto causado por las problemáticas socioeconómicas de dicha recesión.

Una de las corporaciones envueltas en el proceso de cambio fue la gigante anglo-holandesa Royal Dutch/Shell Company (mejor conocida como Shell) que para esa época tenía una existencia de petróleo suficiente para subsistir en los siguientes treinta o cuarenta años (de Geus, 2002). Pese a esto, la dirección de la compañía no conforme con tal panorama se hizo algunas preguntas relevantes con el fin de visualizar futuros escenarios (de Geus, 2002, Heijden, 2005) en los que podrían evolucionar como organización: ¿Es posible la vida sin combustible?, ¿a qué otros negocios podrían apostarle de manera razonable?, ¿cómo podrían transformarse esos nuevos negocios en el eje de la compañía?, ¿qué efectos tendría este cambio en la organización entera?

Consecuentemente, la Compañía inició una investigación liderada por Arie de Geus, quién era el director global de planeación de la Shell en ese entonces. La investigación en principio giró en torno al análisis de portafolios de servicios de otras compañías, pero muy rápido se dieron cuenta de su equivocación puesto que muchas de las empresas incluidas en la muestra no podían compararse con el tamaño de esta corporación en sus diferentes niveles. De manera que el enfoque del estudio tomó un nuevo rumbo hacia el análisis de organizaciones prominentes en diferentes sectores pero con la particular característica de ser más veteranas que la Shell y conservar su identidad impecable hasta esos días. Siguiendo tal consigna se reconocieron 40 organizaciones de las cuales 27 fueron analizadas en detalle, basados en historias de éxito y reportes académicos primordialmente (de Geus, 2002)[2]. Así, luego de hacer la respectiva exploración, de Geus (2002) y su grupo identificaron cuatro patrones comunes ostentados por las organizaciones longevas: sentido de medio ambiente, cohesión con un fuerte sentido de identidad, tolerancia y una administración austera de sus finanzas.

Según de Geus (2002) no les llevó mucho tiempo identificar los factores que se quedaron fuera de la lista. Uno importante fue darse cuenta que el retorno de la inversión a los accionistas parecía no tener nada que ver con la longevidad de las empresas:

“la rentabilidad de una compañía fue un síntoma de salud corporativa, pero no un pronóstico o determinante del bienestar corporativo.” (de Geus, 2002:7). 

Por consiguiente, otro de los hallazgos más significativos que dejó el proceso de investigación inicial basado en identificar fechas de nacimiento y defunción, es que el promedio de vida de muchas de las corporaciones que hasta ese entonces habían figurado en el top 500 de la revista Fortune[3] era entre 40 y 50 años (de Geus, 2002), es decir, una expectativa de vida menor a la de un ser humano. El estudio también evidenció cómo la gran mayoría de las organizaciones morían de manera prematura, o en otras palabras, demostró la gran mortalidad infantil sufrida por las compañías. Claro síntoma de la extinción reiterada de estos sistemas sociales en los diferentes campos que habitan.

¿A qué se debe este factor? De acuerdo con de Geus (2002), y en relación directa con las conclusiones arrojadas por tan relevante análisis, hay certezas que vinculan tal efecto mortal al paradigma del lenguaje económico tradicional que ha gobernado la idea de la organización. Esencialmente desde el boom de la Revolución Industrial que tuvo un efecto decisivo sobre las instancias políticas y sociales de la educación, la legislación, y la comunidad financiera en general (de Geus, 2002). Por ello y de acuerdo con ese antecedente una de las conclusiones decisivas identificadas por Arie de Geus y el grupo a su cargo es que:

“las compañías mueren cuando sus dirigentes están sesgados por la actividad económica de manufacturar productos y servicios, olvidando que la verdadera naturaleza de sus organizaciones es la de una comunidad compuesta por seres humanos.” (de Geus, 2002:3)

A pesar de su aparente obviedad esa declaración sintetiza de manera precisa algunos de los criterios nada sencillos que diferencian a una corporación constituida como máquina de una corporación concebida como ser viviente. La primera es dominada por el pensamiento del homo economicus mientras que la segunda es concebida por el homo sapiens que reconoce el capital humano como la substancia esencial de la organización.

Sin desconocer que la Shell ha afrontado graves señalamientos de toda índole[4], especialmente por el impacto negativo generado en los variados ecosistemas donde reside –preocupante problema de la gran mayoría de las compañías explotadoras de petróleo-, mi intención al exponer este caso es demostrar que las inquietudes surgidas en el cerebro de esta compañía a causa de una determinada coyuntura crítica le permitieron repensarse, evolucionar y mantenerse hasta el día de hoy como una de las líderes en su sector.

[…]

___________________________
[1] En la actualidad estamos viviendo algo similar. 

[2] Varias de ellas con más de 200 años, y de hecho algunas como la compañía sueca Stora con más de 700 años de evolución (de Geus, 2002). 

[3] Un tercio de las compañías que aparecieron en el top 500 de esta revista en 1970, ya habían muerto, se habían fusionado con otras, o segmentado para 1983 (de Geus, 2002). 

[4] En Nigeria se ha visto inmiscuida en severos señalamientos no solo en lo que respecta al grave daño ambiental sino a muchas otras irregularidades relacionadas con el abuso de poder (Pigrau, 2013). He aquí un cuestionamiento y aclaración importante ¿Puede una empresa moverse entre el comportamiento mecanicista y reflexivo? lógicamente sí, considerando que una de las grandes similitudes entre sistema social y ser humano es la ambivalencia. Es inevitable separarnos de la máquina porque al fin y al cabo somos máquinas orgánicas expuestas al control de diferentes estímulos del entorno. Hacemos la diferencia cuando tenemos la capacidad de identificar ese control y decidir.


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El individuo como sistema


Apartes de "Coyunturas evolutivas de la organización" Primera parte del ensayo:

"DE LA ORGANIZACIÓN MÁQUINA A LA ORGANIZACIÓN VIVIENTE 
Un ciclo evolutivo de la fragmentación a la integración" 

© 2015, Juan Sebastián Cárdenas Salas

[Versión Castellano]

De la Organización Máquina a la Organización Viviente
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2. Entendimiento de la organización 
como sistema social viviente


El individuo como sistema

Un acertado punto de partida para reconocer a las organizaciones como seres vivos es empezar a entendernos nosotros mismos como sistema. Si bien sabemos que nuestra estructura orgánica es el resultado de la interacción de seres microscópicos -gracias a lo aprendido en clase de biología- las prioridades de nuestra vida mecánica (“perder tiempo es perder dinero”) relegan a un plano inferior esta realidad. Es más, los micro-relacionamientos que afectan nuestra estructura física y ordenan la actividad molecular, los cuales configuran las células que a su vez conforman los diferentes órganos y tecnologías que nos moldean, implican un proceso sistémico de una complejidad e inteligencia extraordinarias donde se presentan situaciones muy similares a las experimentadas en nuestra vida humana.

Son varios los investigadores que han puesto en evidencia tales conductas o funciones psicofísicas micro-orgánicas. El prominente físico Erwin Schrödinger (1944) hizo un interesante análisis sobre el comportamiento de los átomos y su influencia en los subsecuentes procesos al descubrir que el relacionamiento de tales seres envuelve, aparte de una buena comunicación, suficientes y precisas leyes físicas cuyo fin es afianzar su maravillosa y organizada forma de trabajar. Para el filósofo David Chalmers (Jul., 2014) cada especie y sistema viviente posee conciencia, incluyendo las partículas elementales como el protón que conforman los átomos que dan vida a las moléculas. El biólogo y genetista evolutivo Moto Kimura (1989) enfatizó que la clave de la evolución de los seres vivos comienza en la interacción molecular con implicaciones más allá de la selección natural propuesta por Darwin y donde el azar apreciado en tales relacionamientos es una clara analogía de nuestro diario vivir. En concordancia, para los biólogos Maturana y Varela (1984, 1994), los seres vivos somos sistemas autopoiéticos moleculares, es decir, nuestra condición molecular es determinante del dominio relacional en nosotros como individuos o unidades compuestas (Maturana y Varela, 1994). Consecuentemente, de Geus (2002) resalta cómo varios resultados científicos -destacando precisamente los realizados por Maturana y Varela (1984, 1994)-, han demostrado que las células son organizaciones o sistemas compuestos por entidades colectivas con una misión específica, semejante a las empresas (de Geus, 2002). En conexión, la bióloga molecular Bonnie Bassler (Feb., 2009) comenta que “hay alrededor de un trillón de células humanas las cuales hacen que cada uno de nosotros sea quién es y seamos capaces de hacer todas las cosas que hacemos”. 

Capra (1997) exalta cómo la bacteria[1], “el sistema viviente más básico”, desarrolla en su diario vivir miles de reacciones químicas interdependientes que permiten su relacionamiento. En efecto, según Bassler (Feb., 2009), las bacterias, también la especie más antigua (billones de años), numerosa y preponderante del planeta, poseen rasgos de comportamiento asombrosamente parecidos a los nuestros cumpliendo funciones esenciales para mantenernos vivos o para de igual modo terminar con nuestra existencia (gran similitud)[2]. La bióloga expone cómo al estudiar esta especie de organismos sociales han descubierto su cualidad multilingüe, es decir, -en relación a lo argumentado por Capra-conversan entre ellos a través de lo que para nosotros los mortales son múltiples señales químicas (lenguajes). Tienen la capacidad de reconocerse (yo), reconocer al otro (él, tú) y reconocer su entorno (ello, esto). Además, “las bacterias hacen las reglas de cómo una organización multicelular trabaja” (Bassler, Feb., 2009), o en otras palabras, el éxito de su trabajo se basa en la acción colectiva o pensamiento sistémico conforme lo define Senge (2006) en el caso de los humanos integrantes de las corporaciones. 

De hecho, definir el lenguaje humano desde una posición netamente científica no tiene mucha diferencia de las “señales químicas” descritas por Capra (1997) y por Bassler (2014) para referirse al lenguaje de las bacterias. En este sentido el biólogo evolucionista Mark Pagel (Jul., 2011) afirma que el lenguaje es una expresión de nuestros genes soportada en una tecnología neuro-auditiva relativamente nueva -entre 150.000 y 80.000 años aproximadamente según McWhorter (Feb., 2013)- cuya función permite conectarnos mediante pulsos de sonido para implantar pensamientos que emergen en nuestra mente en la mente de alguien más. De este modo tal tecnología social adaptada al homo sapiens ha afianzado el pensamiento colectivo en donde, de acuerdo con Pagel (Jul., 2011), surgió la poderosa herramienta de la cooperación. Aspecto fundamental para el desarrollo, aprendizaje, crecimiento y evolución de cualquier sistema social.

En complemento, el ecólogo microbiano Rob Knight (Feb., 2014) subraya cómo cada uno de nosotros puede albergar más de 100 trillones de células microbianas (todas las bacterias son microbios pero no todos los microbios son bacterias), una cantidad contenedora de los 10 trillones de células bacterianas y que supera ostensiblemente al trillón de células humanas que nos configuran (Bassler, Feb., 2009, Knight, Feb., 2014). De acuerdo con Knight (Feb., 2014) y en relación con lo ya expuesto por Bassler (Feb., 2009), los microbios, desarrollan cantidad de importantes funciones e influencias sobre nosotros. Uno de los atributos básicos es influir por ejemplo en nuestro comportamiento y estado de ánimo. Pero como él mismo resalta, lo más impresionante de estos microorganismos es que incluso pueden ser más benéficos o mortales sobre algunas cuestiones relacionadas con nuestra salud que cada uno de los genes componentes del genoma humano:

“Ahora, usted podría pensar, bueno, somos humanos gracias a nuestro ADN, pero resulta que cada uno de nosotros posee cerca de 20.000 genes humanos […], pero nada menos que de 2 a 20 millones de genes microbianos.” (Knight, Feb. 2014)

¿Qué hace entonces tan complejo entender nuestra propia estructura sistémica y ver que otras expresiones de vida inteligente -diferentes y superiores a la nuestra- al configurarse en el imaginario colectivo y hacerse tangibles toman vida propia e interdependiente? De acuerdo con Peter Senge (Prefacio, de Geus, 2002) los modelos mentales introducidos en diferentes niveles han dificultado nuestra observación sobre fenómenos de este tipo de una forma diferente a lo que la educación tradicional nos ha inculcado. Si no somos conscientes de las muchas expresiones y niveles de vida inteligente que se desarrollan en nuestra propia estructura biológica mucho menos vamos a entender que las familias, las compañías, o las mismas sociedades son otra especie de seres con funciones aún más complejas (Schrödinger, 1944, Bertalanfy, 1968, Engel, 1977, Luhmann, 1992, Capra, 1997, de Geus, 2002, Senge, et al., 2004). Una de las particularidades notables de la organización es que puede permanecer sobre la faz de la tierra mucho más tiempo que el promedio de vida del hombre. Lastimosamente, la gran mayoría de estos seres muere de manera prematura con una alta tasa de mortalidad infantil (de Geus, 2002) la cual en muchos casos ni siquiera les permite llegar a los 10 años de vida. 

Pero tal vez la prueba más contundente para demostrar el impacto de las organizaciones como especie es que ellas se han convertido -en especial desde el siglo XX (de Geus, 2002, citado por Senge et al., 2004)- en los seres más influyentes del planeta. Aparte de ser quienes determinan el desarrollo tecnológico, económico y político del mundo contemporáneo, dichos organismos también están afectando la vida de casi la totalidad de las demás especies:

“Históricamente, no ha habido individuo, tribu, o incluso nación que tuviera la oportunidad de alterar el clima, destruir miles de especies, o cambiar el balance químico de la atmósfera tal como lo han hecho las corporaciones […] nuestras acciones como individuos son meditadas y establecidas a través de las crecientes redes que generan las instituciones globales.” (Senge, et al., 2004: 7)

[...]Una sencilla invitación, es que en aquellos momentos fuera de las rutinas cotidianas intentemos destinar algún tiempo a la observación, escucha, meditación y vivencia del universo que somos. Ejercicio que a la vez facilitará observar, escuchar, pensar y experimentar los rasgos biopsicosociales de los entes superiores que integramos.

[…] 

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[1] “las bacterias son seres microscópicos conformados por una sola célula […] que poseen la especial propiedad de tener solo una pieza de ADN” (Bassler, Feb., 2009)

[2] Virus como el Ébola que son causados por bacterias pueden equipararse con lo que para nosotros son las guerras o conflictos terroristas que incentivan genocidio, tergiversan ideologías, desestabilizan sociedades, destruyen territorios y patrimonio cultural de la humanidad.

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