viernes, 16 de mayo de 2014

Conversación y Educación

Extracto de la publicación: Conversaciones Conscientes
Por Juan Sebastián Cárdenas Salas 

Savater (1997) relata que cuando al poeta José Bergamín[1] se le reprochaba el exceso de subjetividad en sus juicios este respondía: “Si  yo fuera un objeto, sería objetivo; como soy un sujeto, soy subjetivo”. Así, de acuerdo con el filósofo español (1997), la educación es tarea de sujetos para la formación de otros sujetos, no de objetos; y esta subjetividad es determinada por la tradición, las leyes, la cultura y la escala de valores de la sociedad en la que se encuentran inscritos tanto el que la imparte como el que la recibe. Por esta razón la educación es por excelencia una máquina productora de esquemas mentales los cuales empiezan a moldearse en las conversaciones del entorno familiar, social, religioso, gubernamental, y académico; y cuyo fin principal es adaptar al “nuevo miembro” a los prejuicios de dichas colectividades (Savater, 1997). Prejuicios que luego el individuo puede descartar o reforzar de acuerdo a sus propias experiencias y descubrimientos.

Paradójicamente, haciendo un enfoque en el marco formal[2] de la educación, ninguna de las definiciones básicas halladas entrelazan de manera directa este concepto y la conversación. Por el contrario, tanto en el diccionario oficial de la lengua española como inglesa, dos de las principales definiciones indican que la educación, es una instrucción sistemática impartida por el profesor[3] (RAE - Oxford, 2014). Si se modificara la palabra instrucción por conversación, la palabra impartida, por construida, y adicionalmente se incluyera al segundo actor del proceso (que debería ser el protagonista…), la definición[4] tomaría un poderoso sentido puesto que la transmisión de conocimiento no debería darse tras una imposición sino en el marco de una interacción que facilite una construcción colectiva[5], en este caso, entre profesor y alumno.

Platón, proclamó en el marco de La República:

“No habrá pues, querido amigo, que emplear la fuerza para la educación de los niños; muy al contrario, deberá enseñárseles jugando, para llegar también a conocer mejor las inclinaciones naturales de cada uno”. (Savater, 2008: 26)

En adición, Aristóteles  siempre mostró una especial  preocupación por la educación de los jóvenes promoviendo entre los gobernantes la importancia  que esta tenía para la constitución política y democrática de la Polis (Savater, 2008).

Siguiendo estos consejos, John Dewey[6], reconocido como el filósofo de la educación y quién situó el tema como eje del pensamiento contemporáneo (Savater 2008), influyó notablemente en la evolución del concepto conocido como progresismo pedagógico cuyo fin principal es ubicar la educación en un marco democrático de equidad y participación (Singer,2013). De esta forma Dewey ubica al estudiante en el centro del sistema escolar, en contra de la visión tradicionalista -evidenciada en las definiciones- que concibe la enseñanza como la “imposición de una serie de contenidos al alumno”, ubicándolo como un actor pasivo en dicho proceso (Savater, 2008). Con respecto al docente, el concepto progresista señala que éste debe propiciar espacios de experimentación al estudiante que le permitan ser “artesano de su propio conocimiento” y apoyar así la actividad del aprendizaje (Savater, 2008). Como un ejemplo, El profesor Humberto Maturana (2002), denominó al espacio de trabajo con sus estudiantes, el taller renacentista, pues allí alentaba la vivencia del “hacer”, la “reflexión” de este hacer, “en el contexto continuo de la conversación sobre el hacer en el hacer.”:

“Yo digo que mi laboratorio es un taller renacentista porque es un espacio […] del vivir, como los talleres renacentistas  donde existía un artesano o artista, y los estudiantes se transformaban a su vez en artesanos o artistas, según sus preferencias, en el convivir con el maestro.” (Maturana, 2002: 43)

En esta misma vía, Sima Nisis[7] (Maturana, 2002) hace una importante reflexión asumiendo una postura consciente sobre su responsabilidad como educadora sugiriendo que el maestro no debe actuar desde el “tradicional desnivel” que lo sitúa como regulador o manipulador de la vida del alumno, por el contrario, debe propiciar un encuentro nivelado que le permita “observar ante sí a un ser humano que guía ‘des-imponiendo’, alguien como él, con sus carencias y sus virtudes.” (Maturana, 2002: 10) En este sentido el planteamiento equitativo defendido por Dewey es a su vez un reconocimiento virtuoso hacia el maestro puesto que fortalece su credibilidad y autoridad. Como lo indica Savater (1997), “la autoridad no consiste en mandar” su raíz etimológica proviene del verbo latín augere cuyo significado se interpreta como “lo que facilita el crecimiento”.

A nivel personal los educadores que han dejado una huella positiva desde mi infancia hasta los días recientes, son, por lógicas razones, aquellos que con su pedagogía facilitaron participación y construcción, afianzando de esta forma el encuentro de algunas de mis pasiones.  Por ello, solo en este equilibrio entre profesor y alumno se puede facilitar una conversación efectiva en los pilares del pensamiento de la educación, que según Dewey, constituyen un hecho comunicativo y social (Savater, 2008).





[1] Escritor, ensayista, poeta y dramaturgo español (Madrid, 1895 – Hondarribia 1983). Revisar biografía en: <http://www.artepoetica.net/jose_bergamin.htm>
[2] Educación académica - pedagogía impartida en desde el sistema escolar, primaria, secundaria, hasta la universidad.
[3] Estoy haciendo una fusión de ambas definiciones: RAE y OXFORD
[4] Esta sería la definición: “Conversación sistemática construida entre profesor y alumno…”.
[5] Si esta definición “evolucionada” de educación se llevara a la práctica, muchas organizaciones o sistemas educativos tendrían que cambiar su modelo mental en la actualidad (progresismo pedagógico)
[6] Referencia bibliográfica
[7] Colaboradora del Doctor Humberto Maturana en su libro El sentido de lo Humano. Texto inspirador que recoge principalmente entrevistas, conferencias, tratados y comunicados de este Biólogo, Humanista y Filósofo chileno.

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